Palabras...

Las palabras pueden herir, pueden dañar, pueden alegrarte o hacerte llorar. Palabras dichas en momentos inapropiados que duelen y te sujetan la calma liándola de húmedo llanto. Miro a mi alrededor y en verdad, ¿porqué aferrarse a tanto si en verdad hay tan poco? El corazón trota desbocado y, aunque quisiera amarrarlo, el amor me puede y me lleva donde más me hace daño. Libertad, libertad de los sabios que cierran los ojos ante comentarios amargos. Camino, un paso, otro más, pero sin poder evitarlo mirando de reojo observo lentamente y tristemente la lejanía de un adiós. Tanto que dar, que me estallan en el pecho mis sentimientos, tanto que decir, que mis libros se quedan desiertos sin palabra alguna ni hermosos versos, tanto que ofrecer, que el almacén de mis dudas se llena de interrogantes por no poder sacar los pedazos de mí que, a gritos, quieren alcanzar su cauce hacia la dicha y el sosiego. Abro mis brazos al amor, a la amistad y a un te quiero, porque en esta vida que hay mejor que amarse con sentimientos sinceros.